Desde 2021, estoy explorando en un nuevo cuerpo de trabajo el impacto que las estructuras sociales de mi infancia en los años 50 tuvieron en mí. Nací en Maracaibo, una ciudad altamente influenciada por las compañías petroleras extranjeras. La mezcla de estas culturas tan diferentes—venezolana, holandesa, estadounidense, británica y alemana—me colocó en un espacio liminal donde tenía que lidiar diariamente con varios idiomas, comidas, modales y tradiciones.

Este multiculturalismo ha surgido en mi trabajo desde mediados de 2021, después de un año de aislamiento por la pandemia que me llevó a una fase más introspectiva en mi carrera. Este período me impulsó a utilizar un nuevo vocabulario de formas y paletas de colores. Además, la imposibilidad de usar pintura en mi nuevo estudio debido a las regulaciones de la ciudad de Miami me obligó a encontrar una manera de pintar sin pintura, descubriendo medios alternativos para recrear la gramática visual de mi infancia. Cambié las grapas por hilo y una máquina de coser para expresar el impacto de la burocracia en mi trabajo de una manera más íntima.

En las series de collages cosidos, incluyendo “Sewings,” “Hilos” y “Azul Petróleo,” dibujo con hilos expresando una sensación de urgencia al crear deliberadamente costuras irregulares sobre telas de algodón y papel coloreados. Estas costuras accidentadas y los hilos sin cortar mantienen unidos los recortes—fragmentos de la modernidad que me prometió un país en desarrollo financiado por ingresos petroleros—y se convierten en un componente esencial del lenguaje de la obra.

Mi serie más reciente une circunstancias personales del pasado y el presente a través de nuevos medios, manteniendo la rigurosa exploración del color, la forma y la estructura, central en mi práctica artística desde el comienzo.

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