High Voltage / Alto voltaje
Todos necesitamos otro lugar. Lo que llamo el otro lugar es ese sitio alterno, ilusorio, al que se llega por un atajo en la memoria, y que suele tener origen en la alucinación diurna. Mi otro lugar no es necesariamente un hogar que provee contención o abrigo, sino que, sin yo tener un particular propósito de permanencia en su limitado dominio, es el territorio que requiero encontrar cada vez que inicio un nuevo cuerpo de trabajo. Los constantes cambios en mi ubicación geográfica real han promovido la urgencia de desarrollar el tema de la movilidad a partir del otro lugar, donde probablemente está siempre lo más importante, lo que da estabilidad.
El otro lugar que descifro para esta exposición se construye desde la fascinación que me producen las cuadrículas, aquellas que la visión ensambla sobre las centrales eléctricas; redes armadas al instante en la perspectiva que imponemos sobre los cables y las estructuras metálicas, esas que administran los campos de alta tensión. Son lugares extraños e inaccesibles, de escala intrigante; zonas que todos vemos pero no habitamos. Su presencia nos es, digamos, ajena, aunque esté incorporada en la percepción cotidiana; a menos, claro, de leerlas desde la vía estética, que es una de las maneras con la que me aproximo a esta materia. Estas plantas industriales, misteriosas, estos espacios adonde no se puede estar, suscitan en mí la pulsión requerida para transformar el goce visual en objeto para una instalación.
Estos mundos de ficción (para quienes no somos ingenieros) que han sido diseñados para transmitir corrientes y señales, cargan mis núcleos de interés con un material sensible al que doy orden y sentido. Aparto entonces lo que para mí es conocido –el color– y recurro a una herramienta de 1956, la cámara analógica Leica M3 que retomo tres décadas después para ver el otro lugar con precisión fotográfica, enfocando y reinterpretando una realidad elusiva, inestable, alterada; construyendo con ella una obra de vocación espacial y monocroma.
Los antecedentes de esta nueva producción son dos instalaciones temporales recientes: la primera de título Grilla, realizada en la Galería GBG en Caracas, 2012, para la exposición individual El color como estructura; y la segunda, Grid, 2013, una pieza de la misma naturaleza actualmente exhibida en una colección privada en Coral Gables. Esta nueva obra aparece despojada de la opulencia de las masas de color que ha caracterizado mi trabajo desde 1983; más bien deseo sostener ahora la mirada en la economía de los elementos visuales, conectando apenas las líneas, sus quiebres y uniones, su direccionalidad, y que los sectores virtuales derivados nos recuerden –por su configuración ortogonal– a sistemas de distribución de electricidad.
High Voltage recoge esas líneas suspendidas, aéreas, que en las alturas trasladan partículas de un punto a otro, generando un flujo de electrones, formando circuitos cerrados: metáfora de la propuesta estética que ocurre dentro de la sala. Un continuum se desplaza entre las cuatro instalaciones, las cuales –a través de una diversidad de elementos lineales, en diferentes escalas, materiales, soportes, tonos, medios– establecen entre ellas una transmisión de contenido y significados. La energía salvaje -conducida y controlada en estos raros aparatos reticulares– se despliega expectante en los presentes trabajos desde el impulso inicial del empleo de la cámara recuperada.
Patricia Van Dalen, agosto 2013
|